El viento a Favor....
Este es el título de una de mis canciones favoritas de Enrique Bunbury después de la separación de la legendaria agrupación Héroes del Silencio. Los que la han escuchado y prestado atención se dan cuenta del gran mensaje que presenta la misma: Un mensaje de aliento y esperanza ante las adversidades que nos ocurren.
A veces nos abrumamos con momentos que vivimos, nos deprimimos por las cosas que no nos salen bien y no nos ponemos a pensar que podemos lograr que las cosas mejoren, porque, como dice el refrán, "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista".
Recuerdo que una vez estaba pasando por la etapa más difícil de mi vida, fue en el año 97, el cual considero el "año fatal". Tenía 21 años, ya hacía unos cuantos meses que me había graduado de la universidad y había renunciado del trabajo. Estaba desempleada, en mi casa, sin dinero y con muchos problemas económicos, con una relación amorosa deteriorada, más delgada que lo que nunca estuve (ni antes ni después). La depresión se apoderó de mí, me sentía super mal de ver que mis compañeros de la universidad tenían todos buenos trabajos y yo aún no conseguía uno que valiera la pena, pensaba que no me había servido de nada graduarme con el mejor índice de la promoción de Sistemas de ese año y con honores, para colmo. Me sentía desdichada y acomplejada y hasta culpaba a otras personas de las cosas que me ocurrían. Pero tuve mucha ayuda de una persona que ya no está en este mundo, quien me dijo una vez que "nunca debemos sentirnos mal por las cosas que no hemos logrado, sino que debemos luchar por lo que queremos y levantarnos siempre que nos caigamos, Dios está con nosotros en todo momento y lo que quiere es que seamos felices, pero nosotros debemos luchar por encontrar esa felicidad". Desde ese momento decidí que tenía que seguir adelante y que debía mejorar muchos aspectos de mi vida, aprendí a no culpar a los demás de mis desgracias, sino a afrontar siempre mi responsabilidad ante las cosas.
Me inscribí de nuevo en la universidad, logré un crédito educativo para poder pagarla, conseguí trabajo, aunque no fue en mi área, pero al menos estaba luchando para lograr algo más en un futuro. Empecé a crecer como persona y como profesional y a sentirme orgullosa de mí y de mis conocimientos. No puedo negar que muchas veces he vuelto a sentirme desdichada porque me quedan muchas cosas por lograr aún, pero luego pienso y me doy cuenta que soy una persona totalmente afortunada. No debemos dejar que las cosas malas que nos suceden nos dejen caer, todo lo contrario, debemos aprender de ellas y levantar la cabeza, seguir adelante y ver hacia atrás sólo para observar cuánto hemos avanzado.
Por este motivo, voy a utilizar las palabras de Bunbury para darles un mensaje a las personas que toman su tiempo para leer este blog y que han pasado o están pasando por situaciones difíciles: "Si ya no puede ir peor, haz un último esfuerzo, espera que sople el viento a favor. Ya sólo puede ir mejor y está cerca el momento, espera que sople el viento a favor".
A veces nos abrumamos con momentos que vivimos, nos deprimimos por las cosas que no nos salen bien y no nos ponemos a pensar que podemos lograr que las cosas mejoren, porque, como dice el refrán, "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista".
Recuerdo que una vez estaba pasando por la etapa más difícil de mi vida, fue en el año 97, el cual considero el "año fatal". Tenía 21 años, ya hacía unos cuantos meses que me había graduado de la universidad y había renunciado del trabajo. Estaba desempleada, en mi casa, sin dinero y con muchos problemas económicos, con una relación amorosa deteriorada, más delgada que lo que nunca estuve (ni antes ni después). La depresión se apoderó de mí, me sentía super mal de ver que mis compañeros de la universidad tenían todos buenos trabajos y yo aún no conseguía uno que valiera la pena, pensaba que no me había servido de nada graduarme con el mejor índice de la promoción de Sistemas de ese año y con honores, para colmo. Me sentía desdichada y acomplejada y hasta culpaba a otras personas de las cosas que me ocurrían. Pero tuve mucha ayuda de una persona que ya no está en este mundo, quien me dijo una vez que "nunca debemos sentirnos mal por las cosas que no hemos logrado, sino que debemos luchar por lo que queremos y levantarnos siempre que nos caigamos, Dios está con nosotros en todo momento y lo que quiere es que seamos felices, pero nosotros debemos luchar por encontrar esa felicidad". Desde ese momento decidí que tenía que seguir adelante y que debía mejorar muchos aspectos de mi vida, aprendí a no culpar a los demás de mis desgracias, sino a afrontar siempre mi responsabilidad ante las cosas.
Me inscribí de nuevo en la universidad, logré un crédito educativo para poder pagarla, conseguí trabajo, aunque no fue en mi área, pero al menos estaba luchando para lograr algo más en un futuro. Empecé a crecer como persona y como profesional y a sentirme orgullosa de mí y de mis conocimientos. No puedo negar que muchas veces he vuelto a sentirme desdichada porque me quedan muchas cosas por lograr aún, pero luego pienso y me doy cuenta que soy una persona totalmente afortunada. No debemos dejar que las cosas malas que nos suceden nos dejen caer, todo lo contrario, debemos aprender de ellas y levantar la cabeza, seguir adelante y ver hacia atrás sólo para observar cuánto hemos avanzado.
Por este motivo, voy a utilizar las palabras de Bunbury para darles un mensaje a las personas que toman su tiempo para leer este blog y que han pasado o están pasando por situaciones difíciles: "Si ya no puede ir peor, haz un último esfuerzo, espera que sople el viento a favor. Ya sólo puede ir mejor y está cerca el momento, espera que sople el viento a favor".
1 Comments:
..jejejej asi full..na ma me sale decirte ,gracias por tu post :)
By Kiki A.Ortiz, at 10:48 PM
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