Sia Forte, Giovanni Paulo II
Hoy desperté y la primera noticia del día que supe me dio mucha tristeza. Una persona a la que admiro y respeto como a pocas en este mundo, y a la que he visto sólo unas tres veces en mi vida, está cerca de la muerte. Su nombre es Karol Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II.
Lo admiro por ser una persona justa, sincera, de corazón joven y generoso y de una capacidad intelectual sin igual. Tiene 84 años, 26 siendo jefe de una de las instituciones más antiguas e imperfectas que existe, pero que ha perdurado, pasando por encima de todos sus problemas y errores. Es alguien con una gran espiritualidad y carisma, que sabe atrapar tanto a jóvenes como adultos. Padece de una difícil enfermedad desde hace varios años y no se ha dejado intimidar por la misma. Es un luchador incansable. Lo recuerdo alzando los brazos en Tor Vergata acompañando a los dos millones de jóvenes reunidos allí y que coreaban "siamo qui, sotto la stessa luce, sotto la sua croce, cantando ad una voce.E’ l’Emmanuel, Emmanuel, Emmanuel".
Este gran ser humano enseñó a la Iglesia Católica y a todos los líderes religiosos y políticos del mundo que todos somos hermanos y que todos tenemos algo que podemos brindar a los demás. Siempre luchó para la unión de todos los cristianos del mundo, además de destruir las barreras de las ideologías políticas y preservar la paz.
Sólo le pido a Dios que lo ayude en estos momentos de agonía y, si ya su hora ha llegado, le de la paz que él siempre inspiró y por la que tanto luchó.
Lo admiro por ser una persona justa, sincera, de corazón joven y generoso y de una capacidad intelectual sin igual. Tiene 84 años, 26 siendo jefe de una de las instituciones más antiguas e imperfectas que existe, pero que ha perdurado, pasando por encima de todos sus problemas y errores. Es alguien con una gran espiritualidad y carisma, que sabe atrapar tanto a jóvenes como adultos. Padece de una difícil enfermedad desde hace varios años y no se ha dejado intimidar por la misma. Es un luchador incansable. Lo recuerdo alzando los brazos en Tor Vergata acompañando a los dos millones de jóvenes reunidos allí y que coreaban "siamo qui, sotto la stessa luce, sotto la sua croce, cantando ad una voce.E’ l’Emmanuel, Emmanuel, Emmanuel".
Este gran ser humano enseñó a la Iglesia Católica y a todos los líderes religiosos y políticos del mundo que todos somos hermanos y que todos tenemos algo que podemos brindar a los demás. Siempre luchó para la unión de todos los cristianos del mundo, además de destruir las barreras de las ideologías políticas y preservar la paz.
Sólo le pido a Dios que lo ayude en estos momentos de agonía y, si ya su hora ha llegado, le de la paz que él siempre inspiró y por la que tanto luchó.
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